Por: María Victoria Fernández Caballero
Las crónicas de Narnia abarcan un conjunto de siete libros escrito por C.S. Lewis entre 1950 y 1954. La heptalogía cuenta la historia de Narnia, un mágico lugar donde todo es posible y el tiempo no pasa de la misma manera que en nuestro mundo. Son libros de fantasía, donde la imaginación se desarrolla en todo su esplendor.
Todo comenzó cuando unos niños, Digory y Polly, víctimas de un profesor que juega con magia, viajan a través de los mundos con unos anillos mágicos. Ellos contemplan la creación de Narnia, un país tranquilo donde existen animales parlantes e inteligentes. Su creador, Aslan, es un león, el león más grande y majestuoso que se pueda imaginar. Así, el ser humano juega un papel importante en este mundo, donde los primeros reyes fueron humanos y muchos de los posteriores también.
Precisamente con las visitas que hacen humanos a este mundo es cuando se desarrollan todas las historias. La primera en llegar es Lucy, la menor de cuatro hermanos, que al principio la toman por loca cuando les cuenta que ha ido a otro mundo a través de un armario. Sin embargo, los cuatro acabarán viajando allí y liberarán Narnia del hechizo de la Bruja Blanca, que mantenía un invierno perpetuo. Gracias a su hazaña, los hermanos se convierten en los reyes y mantendrán el país tranquilo durante muchos años, hasta que deban volver a su mundo, donde habrá pasado menos de un minuto. Sin embargo, todos volverán de nuevo al año siguiente para volver a librar a su país de los males como hicieron durante el reinado.
Siendo reyes los hermanos, ocurre otra de las historias, en la que Shasta, abandonado al nacer, acaba reencontrándose con su padre, rey de Archeland. Tiene un hermano, veinte minutos menor que él, y al final acabará convirtiéndose en rey, como le corresponde. En todo momento está presente Aslan, que siempre va a favor de lo que es justo.
Un tiempo después, dos de los hermanos, Lucy y Edmund, regresan a Narnia tras ser absorbidos por un cuadro de un barco junto con su primo Eustace. Viven toda una aventura de exploración de los mares de Narnia, hasta llegar, incluso, al final del mundo y el país de Aslan. En este viaje el que más aprende es Eustace, un niño con poca imaginación y muy arrogante, que al final acaba siendo hasta bondadoso. Es él, quien tiempo después vuelve a ir a este mundo, pero con una compañera de clase, Jill. Son ellos quienes liberan a un príncipe de un hechizo que lo retenía en las profundidades. Ambos aprenden a creer en Aslan y a valerse mucho más por sí mismo a pesar de su corta edad.
Todos los que salvaron Narnia alguna vez lo hacen de nuevo, pero juntos, enviados allí desde un tren por arte de magia, para ver su final. En el último libro, se narra la historia donde todos deberán enfrentarse a un falso Aslan, guiado por un astuto mono que finalmente perderá su poder para ser manejado por otros. Todo ocurre simplemente por interés, interés de invadir Narnia y de acabar con ella. Eso es lo que siempre han querido los habitantes de Calormen. Entre todos, consiguen mostrar a algunas bestias parlantes que las apariencias engañan y consiguen reafirmar su lealtad a Aslan. Los que pierden la lealtad perderá su inteligencia y el resto pasará a la verdadera Narnia, porque resulta que la que ellos veían era solo como el reflejo de un espejo, no era real. Allí, se reencuentran con todos sus amigos, hasta los que creían muertos, y pueden acceder a los mundos que quieran, a los reales, y es que esa paz que les proporciona la nueva Narnia, lo que significa es que cuando pretendían llegar a ella, no hubo un hechizo especial en el tren, si no que éste descarriló y ahora están en el mundo de las Sombras, muertos. Ahora es cuando empieza su vida real y feliz.
Pienso que esta crónica ayuda a abrir la mente del lector, porque es difícil imaginar la existencia de otro mundo al completo, que no tiene nada que ver con el nuestro. El libro enseña a cambiar el término imposible por la pregunta ¿y por qué no? Esto da confianza en uno mismo, confianza que reflejan los personajes en todas sus hazañas, sean niños o adultos. Creo que es una lección que todos deberíamos aprender, de forma que quizá no perderíamos muchos trenes que pasan por nuestra vida simplemente por el miedo al fracaso. ¿Acaso tuvo miedo Lucy cuando llego a Narnia la primera vez? No, y eso que era un mundo desconocido. Es también algo que los adultos pueden aprender de los niños, el hecho de no tener miedo y creer en lo imposible
Blog dedicado a la literatura en el que se analizarán y comentarán obras por parte de los alumnos de 1° de bachillerato del IES Los Cantos.
jueves, 19 de marzo de 2015
miércoles, 11 de marzo de 2015
Cómo enloquecer "por amor al arte"
Por: Rafael Fernández Jiménez. 1ºAC
La
muerte en Venecia una novela publicada en 1912 por el escritor alemán
Thomas Mann, premio Nobel de Literatura en 1929. En esta se narra el amor platónico
del aclamado escritor Aschenbach por un joven polaco llamado Tadzio en su estancia
en la Venecia de principios del siglo XX, infectada por la peste.
En
primer lugar, me gustaría comentar el escenario de la acción: Venecia. La
Venecia descrita por Thomas Mann no es la típica que imaginamos cuando oímos
tal nombre. No es aquella Venecia cuna del Renacimiento y del Humanismo,
aquella Venecia que sirvió y sirve de inspiración para grandes artistas,
aquella del “Crepúsculo en Venecia” de Claude Monet, o aquella de los maravillosos
cuadros de Canaletto. La Venecia de esta obra está sumida en una terrible
epidemia de cólera. Una Venecia antagonista a la que todos conocemos. Oscura,
sombría y desesperada como fruto del mal, que, pese a los intentos del gobierno
italiano por ocultarlo. para evitar perder ganancias con motivo del turismo, es
un secreto a voces. Esta Venecia para nada convencional podría ser una metáfora
de la situación personal del escritor Aschenbach, protagonista de la novela, o
de la situación de la Europa de la época, una Europa decaída y enemistada en la
que tendría lugar poco después la Gran Guerra.
Este
texto, aunque en apariencia sea en el sentido argumental muy simple
(básicamente es un escritor anciano que se enamora “a lo griego” de un joven
polaco), por su belleza descriptiva y la profundidad de sus reflexiones acerca
de lo bello, así como el desarrollo de la psicología del protagonista (ese “drama”
por el amor platónico del cual es preso, hasta llevarlo a la locura), es un
libro adictivo y del que no creo que se pueda renegar una vez leído.
El
escritor Aschenbach, falto de inspiración, decide ir una temporada a Venecia en
busca de esta. Pero este viaje marca un punto de inflexión en el escritor tras contemplar
por primera vez al joven Tadzio, del que queda totalmente enamorado. A partir
de aquí la vida y los pensamientos del célebre escritor se resumen en Tadzio.
No podrá parar de observarlo (aunque ello conlleve perseguirle por toda
Venecia) ni de pensar en él.
Este,
en su delirio personal, comparará su amor por Tadzio con Sócrates y Fedro. El
amor griego “ideal” se caracterizaba por ser homosexual y “pederasta”. Y lo de “pederasta”
no es en el sentido estricto de la palabra, ya que se consideraba una relación
maestro-discípulo, un viejo sabio y un joven que aprende de él. Este tipo de
amor se representa en cierto modo en las figuras de Aschenbach y Tadzio. Además
de esto, en la muerte en Venecia se
puede apreciar un gusto por la mitología clásica, por lo que viene bien saber
algo de este tema a la hora de afrontar esta obra, o bien tener una buena enciclopedia
al lado. Una de las más claras metáforas es la de Caronte, el barquero que
llevaba las almas de los muertos de un lado a otro del lago. Este se ve
representado bajo la forma del gondolero que transporta por las lagunas
venecianas al escritor. Igual que Caronte lleva las almas de los muertos, el
gondolero lleva a Aschenbach por la Venecia de la que no saldrá con vida. Otras
referencias a la cultura clásica son la de Eros, dios del amor y el sexo, que aparece
en cierto modo en el protagonista bajo la forma de su amor alocado por la
belleza pura, representada por Tadzio. Tampoco debemos olvidar a Narciso, aquel
joven tan bello que se idolatraba a sí mismo, obviamente encarnado en Tadzio cuando
este sonríe tras pasar mirando a Aschenbach, o a Jacinto y la disputa amorosa por
él entre Apolo y Céfiro. Existen más que no comentaré por no extenderme
demasiado o porque escapan a mi conocimiento.
Aschenbah
irá enamorándose cada vez más del joven eslavo, un grado de amor directamente
proporcional a la locura que se cierne sobre él. Una locura que le llevará a
perseguirlo continuamente, hasta el punto de aun sabiendo que Venecia estaba
infectada, querer quedarse aunque ello le costase la vida. En un una de sus
persecuciones por Venecia, acabará delirando y perdiendo el conocimiento, no
sin antes dejarnos con un maravilloso diálogo entre Sócrates y Fedro. Pocos
días después morirá tras saber que su amado partirá ese mismo día. Y morirá, de
mejor forma, observando a su “amigo” Tadzio.
Aschenbah
encarna el cómo enloquecer por el arte. Seguro que muchos (entre los que me
incluyo) hemos “perdido la cabeza” en cierto modo al escuchar grandes obras
musicales, leer grandes libros o visualizar bellos cuadros. Y no me refiero a
enloquecer como Aschenbach, él es un caso extremo, pero por ejemplo no puedo
evitar quedar absorto al escuchar una sinfonía de Dvořák o al observar las pinturas negras de Goya. Eso es en cierto modo enloquecer, sucumbir
ante los encantos de la belleza, intentar descifrarla, olvidar todo lo demás
por un momento e intentar disfrutar dçy deleitarse ante las genialidades
artísticas, ya sea hecha de la mano del hombre o por la naturaleza. Pero eso
sí, que no nos pase como a Aschenbah, cuyo afán por la belleza del joven Tadzio
le llevó a la total locura y a la muerte.
Muerte en Venecia es una magnífica obra
para comenzar con la bibliografía de
Thomas Mann (como es mi caso) y que llevará al lector a interesarse por otras
obras del autor, como lo son la montaña
mágica o doctor Fausto, e
incluso, por su abundancia de referencias mitológicas, por otras obras ajenas a
Mann como pueden ser la Odisea. Y
también me queda decir que está bien que seamos Aschenbach por unos momentos,
que es maravilloso poder disfrutar del arte y “enloquecer” por él, pero que
esta locura sea esporádica y que no nos lleve al fatal destino del
protagonista.
Y por último, simplemente me gustaría terminar comentando que existe una película homónima basada en esta obra dirigida por Luchino Visconti, acompañada por una maravillosa banda sonora en la que suele aparecer el Adagietto de la quinta sinfonía de Mahler, el cual podría ser un ejemplo de lo dicho anteriormente, una de aquellas melodías que hacen que uno se convierta en Aschenbach por unos momentos y olvide todo lo demás, disfrutando del fluir de los armoniosos compases del compositor austro-húngaro.
El misterio de la cripta embrujada
Por: Esther Gómez Rodríguez. 1°BH
Eduardo Mendoza nació en Barcelona el 11 de Enero de 1943. Es un escritor español, cuyo estilo narrativo es sencillo y directo. Residió en Nueva York de 1973 a 1982. Entre sus obras más conocidas destacan: La verdad sobre el paso de Sabolta y Riña de Gatos.
En mi opinión, este libro no me ha gustado mucho. Quizás sea porque me esperaba un libro de investigación policíaca o porque no estoy muy acostumbrada a leer libros de este talante; pero el caso es que el autor no ha conseguido deleitarme con esta lectura. A lo largo de la obra solo ha habido una vez en la que he tenido el gusanillo de saber qué pasará después de uno de los hechos del libro, mientras que con otras lecturas, la curiosidad ha sido constante, de principio a fin, y conforme iba avanzando me iba creando la necesidad de saber cuál sería el preciado final; consiguiendo así, que el libro prácticamente me lo acabara en un abrir y cerrar de ojos.
Según tengo entendido, la obra se desarrolla en una farsa burlesca y por eso, el protagonista es un personaje cómico salido del manicomio que con sus hazañas y ocurrencias hacen que el lector, a lo largo de la novela, se vea entre numerosas carcajadas; pero a mí no me ha ocurrido lo mismo. Me ha parecido un personaje irreal, patético, maloliente e incluso algo salido; con lo cual no le he encontrado la gracia al libro por ningún lado.
También me gustaría hablar del desarrollo de la obra, ya que lo que es en sí la historia (el misterio de por qué desaparecen unas niñas del convento) y en cómo se ha desarrollado la historia para averiguar el enigma de este extraño suceso, para mí ha sido tan poco original y tan extraños los sucesos que a lo largo de la lectura me ha provocado que me aburra y que me desanime de tal manera que ha hecho que el libro se me haya convertido en una especie de amasijo difícil de digerir.
No obstante, también tengo la necesidad de añadir que para mí el lenguaje sobre todo de los primeros capítulos (cuando al personaje principal le encargan el papel de “detective”) me ha parecido difícil y en más de una ocasión he tenido que releerme los párrafos para entender qué quería decir el autor.
Como he dicho antes (pidiendo disculpas si ofendo a los que les parece una obra maravillosa), quizás el motivo de que no me haya gustado el libro haya sido que no estoy acostumbrada a historias de este tipo y por eso se me ha hecho una obra tan pesada de leer y tan poco entretenida
Eduardo Mendoza nació en Barcelona el 11 de Enero de 1943. Es un escritor español, cuyo estilo narrativo es sencillo y directo. Residió en Nueva York de 1973 a 1982. Entre sus obras más conocidas destacan: La verdad sobre el paso de Sabolta y Riña de Gatos.
En mi opinión, este libro no me ha gustado mucho. Quizás sea porque me esperaba un libro de investigación policíaca o porque no estoy muy acostumbrada a leer libros de este talante; pero el caso es que el autor no ha conseguido deleitarme con esta lectura. A lo largo de la obra solo ha habido una vez en la que he tenido el gusanillo de saber qué pasará después de uno de los hechos del libro, mientras que con otras lecturas, la curiosidad ha sido constante, de principio a fin, y conforme iba avanzando me iba creando la necesidad de saber cuál sería el preciado final; consiguiendo así, que el libro prácticamente me lo acabara en un abrir y cerrar de ojos.
Según tengo entendido, la obra se desarrolla en una farsa burlesca y por eso, el protagonista es un personaje cómico salido del manicomio que con sus hazañas y ocurrencias hacen que el lector, a lo largo de la novela, se vea entre numerosas carcajadas; pero a mí no me ha ocurrido lo mismo. Me ha parecido un personaje irreal, patético, maloliente e incluso algo salido; con lo cual no le he encontrado la gracia al libro por ningún lado.
También me gustaría hablar del desarrollo de la obra, ya que lo que es en sí la historia (el misterio de por qué desaparecen unas niñas del convento) y en cómo se ha desarrollado la historia para averiguar el enigma de este extraño suceso, para mí ha sido tan poco original y tan extraños los sucesos que a lo largo de la lectura me ha provocado que me aburra y que me desanime de tal manera que ha hecho que el libro se me haya convertido en una especie de amasijo difícil de digerir.
No obstante, también tengo la necesidad de añadir que para mí el lenguaje sobre todo de los primeros capítulos (cuando al personaje principal le encargan el papel de “detective”) me ha parecido difícil y en más de una ocasión he tenido que releerme los párrafos para entender qué quería decir el autor.
Como he dicho antes (pidiendo disculpas si ofendo a los que les parece una obra maravillosa), quizás el motivo de que no me haya gustado el libro haya sido que no estoy acostumbrada a historias de este tipo y por eso se me ha hecho una obra tan pesada de leer y tan poco entretenida
Suscribirse a:
Entradas (Atom)